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Varsovia: Parte 3: El casco viejo y el Palacio Real

¡A las buenas tardes!

Ya ha pasado una temporada desde la última entrada, pero qué le vamos a hacer, el trabajo quita mucho tiempo jeje. Esta tarde vengo con la última parte de mi excursión por la capital de Polonia, Varsovia, para poner punto y final a ésta serie de tres entradas en las que hemos recorrido juntos los puntos más relevantes de la ciudad. Pues bien, empecemos a ver los que pueden ser los lugares más conocidos de la capital.

En primer lugar nos situaremos en la parada de Centrum, desde aquí podremos llegar fácilmente a la calle Nowy Swiat (o camino nuevo), la antigua vía real de la ciudad, desde la que accedemos al casco viejo de la ciudad.

Nowy Swiat Nowy Swiat

Avanzando todo recto podremos ver toda una serie de edificios importantes, empezando por la catedral de San Juan, la iglesia más antigua de Varsovia, destruida en la SGM y reconstruida después.

Siguiendo por el camino (que no tiene pérdida), llegamos a la sociedad científica de Varsovia, con la estatua de Nikolas Copérnico en su entrada, a su izquierda está la iglesia de la Veracruz y a su derecha la entrada al recinto de la Universidad de Varsovia, cuyas callejuelas merece la pena visitar. El complejo de la universidad termina con su biblioteca, un edificio modernista de vidrio y acero que también podemos visitar.

La historia de éste lugar está cargada de dramatismo, pues fue el foco de bombardeos continuos durante sucesivas guerras, por lo que, a pesar de que tenga una apariencia antigua fue reconstruido hace 50 años escasos siguiendo el estilo de la época.

Sociedad científica de Varsovia
Sociedad científica de Varsovia
Catedral de la Veracruz
Catedral de la Veracruz
Entrada a la Universidad de Warszawa
Entrada a la Universidad de Warszawa

Siguiendo por ésta larga avenida llena de movimiento, ya sea de turistas o de los propios lugareños, llegamos a una plaza vacía. En cuanto cruzas su umbral te das cuenta de que ahí falta algo, y efectivamente, el emplazamiento era ocupado antes de la SGM por el palacio Sajón, que fue destruido (como muchos otros edificios) durante ésta guerra. Desde ésta plaza podemos ver a nuestra derecha (según nos adentramos en ella) el edificio de la ópera. Y justo en frente encontramos la Tumba del Soldado Desconocido (Grób Nieznanego Zolnierza), donde se mantiene desde 1925 una guardia de honor que se cambia cada hora. Este monumento está dedicado a todos aquellos soldados que dieron la vida por su país en las diferentes guerras, las llamas de las espitas junto a los nombres de todas las batallas libradas están siempre encendidas en su memoria.

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Desde aquí podemos visitar los jardines sajones (Ogród Saski), que datan del siglo XVIII y fueron el primer parque público de la ciudad. Se inspiraron en los jardines de Versalles para construirlos y tienen numerosas estatuas de estilo griego, sin duda es un sitio agradable para tomar el sol o descansar de las duras caminatas mientras se hace turismo. De vez en cuando podemos encontrar a predicadores dando misa en el parque (como me pasó a mí cuando pasé por ahí).

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Siguiendo la Nowy Swiat llegamos por fin al corazón del casco viejo, dominado por un imponente edificio de ladrillo que es el Palacio Real de Varsovia (Zamek Królewski). Copia fiel de su hermano caído durante la SGM empezó su vida como un fuerte de madera para los duques de Mazovia en el siglo XIV, durante el reinado de Stanislaw Augusto Poniatowski (1764) se convirtió en una de las residencias reales más explendidas de toda Europa. Todo el interior del palacio fue saqueado hasta la saciedad durante la guerra, con lo que muchos de sus elementos son restauraciones de lo que anteriormente estuvo ahí, aún así merece la pena pasearse por sus salones. Para no poner excusas de precio, la entrada es gratuita los domingos.

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A mano derecha del Palacio, atravesando la calle que da acceso al mismo (hasta arriba de tiendas de souvenires y restaurantes) llegamos al Rynek de Varsovia, única zona que tiene la arquitectura típica del país. Lo más destacado de la plaza es la Sirena, que ocupa el lugar central de la misma, donde antiguamente se encontraba el ayuntamiento, símbolo de la ciudad y lugar de encuentro para mucha gente.

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Desde la plaza podemos visitar el resto de edificios del centro histórico, entre ellos la casa de Marie Curie, que se encuentra al este de la Sirena. Desde aquí también podemos acceder a los diferentes museos: el Museo de los Judíos Polacos, el Museo Nacional y finalmente uno algo menos frecuente, el museo de Chopin, músico Polaco muy famoso. Digo algo diferente porque no es como uno se espera que sea un museo, se trata de una inmersión en su obra, y para ello han habilitado el museo de forma que te puedas sentar tranquilamente, ver partituras y escuchar su música. Si os gusta la clásica es toda una experiencia.

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Lo curioso de éste museo es que te regalan un CD con el último certamen de piano realizado en la ciudad y una tarjeta con la que puedes acceder a todas las terminales del museo.

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Finalmente, atravesando los jardines de antes atravesamos parcialmente el lado nuevo de Varsovia hasta llegar al nuevo Ayuntamiento (que no se puede visitar). Desde aquí cogí el metro y ya puse fin a mi aventura por la capital. Recomiendo tener especial cuidado en ésta zona, porque apenas hay zonas seguras para cruzar la carretera… (o yo no las encontré, vamos jajaja).

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Espero que os haya gustado la ciudad tanto como me ha gustado a mí, trataré de escribir la siguiente entrada pronto (si me da tiempo).

Un saludete y hasta la próxima!

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