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París: Visita lo esencial de la capital francesa en poco tiempo

A las buenas tardes!

Hace bastante que no añado contenido al Blog, espero que no se me haya olvidado escribir después de todo este tiempo. La verdad que la pandemia de COVID-19 que hemos estado sufriendo estos años ha condicionado mucho los viajes por el mundo en los últimos 2 años, pero parece que después de la relajación de las medidas de protección por fin podemos visitar otras zonas y movernos libremente.

En mi caso todavía soy bastante reticente a hacer viajes más largos, por lo que pueda pasar, con lo que este año he aprovechado a visitar la capital de Francia: París, un viaje que tal vez mucha gente lo ha hecho ya (incluso en el instituto o a modo de viaje de estudios en la universidad), pero que yo no tuve en su momento la oportunidad de hacer.

Fachada del Museo del Louvre

Como es tradicional en los post anteriores (que he tenido que revisar antes de ponerme a escribir), vamos a hacer un breve repaso de la planificación del viaje, tal y como hice en el post de Estados Unidos que os invito a leer si no lo habéis hecho ya. Afortunadamente, viajar a Francia desde España es fácil y barato, las comunicaciones son buenas y la frecuencia de vuelos también.

No voy a dar muchas lecciones como en los otros posts, ya que únicamente nos vamos a ceñir a la ciudad de París, pero de cara a organizar el transporte puede ser útil:

Planificación del viaje

Francia , o oficialmente la República Francesa, es un país compuesto por 18 regiones (departamentos), de una superficie combinada de 643.801 km2. París es la ciudad más grande y centro cultural y comercial del país. Se trata de la capital de la región de Isla de Francia (o región Parisina) y es el único departamento unicomunal del país.

Para este viaje, el planning fue el siguiente, realizado entre el 8 y el 12 de abril.

  • Día 1: Llegada a la ciudad y vueltecilla por el distrito de Bastille
  • Día 2: Museo del Louvre (que por mi parte me hubiera quedado todo el viaje aquí), campos elíseos, Les Hallés y alrededores.
  • Día 3: Saint Chapelle, Notre Dame de París, Trocadero y Torre Eiffel.
  • Día 4: Les Invalides, Montmartre y alrededores.
  • Día 5: Parque Disneyland (30 aniversario del parque)

La red de metro de París te permite viajar de un lado a otro de manera cómoda, sin embargo si que es algo más caro que en otras ciudades en las que he estado (el taco de 10 billetes de metro, es decir, 10 viajes, cuesta 14,60€).

Sobre las entradas a los monumentos, es muy importante reservar anticipadamente las entradas, debido a que muchos sitios no permiten la compra de entradas en taquilla, o directamente no vais a entrar si no habéis reservado. Tal es el caso de Disneyland y del Louvre, por ejemplo. Hacedlo siempre desde las páginas oficiales, hay mucho timo suelto en internet.

Sinceramente creo que hay mil maneras de optimizar algo más la estancia, pero a diferencia de otros viajes que he hecho, este me lo he tomado con bastante calma y me he dejado llevar, al fin y al cabo las vacaciones también hay que disfrutarlas y ver las cosas pausadamente.

Organización de vuelos y transporte

Llegar a París es relativamente sencillo desde cualquier parte de España. El aeropuerto de París (CDG) está muy bien comunicado con todas las capitales europeas, así como aeropuertos menores (en mi caso del de Bilbao) con vuelos directos a la capital. Hay diversas compañías que operan la ruta, así que es cuestión de mirar la mejor oferta y lo que cuadre de horarios/precio. El vuelo costó (ida y vuelta) aproximadamente 170€ por persona con un mes de antelación más o menos y tarda aproximadamente 1 hora y 40 min.

El transporte desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad se hace a través del tren RER-B (Línea Roja) y cuesta 10,10€ el viaje; afortunadamente el billete sirve para hacer transbordo con el metro una vez en París.

Otra opción bastante útil para llegar a la ciudad desde Euskadi es el tren (TER) operado por SNCF. Se toma en Donostia-San Sebastián, se cambia de tren en Hendaya y llega en 4 horas y media a la capital francesa. Los precios son más económicos (en ocasiones) que el avión, pero no siempre.

Reservas y alojamientos

Las reservas en París son muy similares a cualquier otra ciudad europea. Los precios siempre son más caros en el centro que en la periferia; si queréis mi consejo, habiendo metro cualquier zona es buena para hacer noche y te permite ahorrar bastante dinero. Yo me quedé cerca de la parada de metro de Bastille, en el Hôtel des Arts.

Visto esto, paso a comentar el itinerario y las cosas que más me han llamado la atención del viaje.

Itinerario y recorrido. El ABC de París en poco rato

Empezamos la visita por el Museo del Louvre, un antiguo palacio convertido en uno de los museos más emblemáticos del mundo. Se llega fácilmente en metro, en la parada Palais Royal: Museé du Louvre. Antes de planificar la visita es importante reservar entradas, debido a que es probable que no consigáis entrar si no habéis reservado con antelación. Mi consejo es coger la primera entrada disponible (hora de apertura 9.00h) y, nada más entrar subir al primer piso a ver la Gioconda (tal vez el cuadro más famoso de Leonardo), que luego se peta de gente y tendréis más de 1 hora de cola para ver el cuadro 2 minutos.

Por mi parte me estuve prácticamente todo el día en el museo, existe una gran colección de obras de arte y la propia arquitectura del antiguo palacio es impresionante. Además de las obras, se conserva parte de la residencia de Napoleón III en el museo.

Si queréis alargar algo la estancia y hacer un alto, es posible comer en el propio museo, tanto en los restaurantes de dentro como en los puestos del hall donde venden bocadillos o sandwiches, también podéis llevar comida de fuera.

Finalmente, existe una zona del museo que narra la transformación del palacio a lo largo de los años y nos ayuda a entender los orígenes y la evolución de la zona en la que nos encontramos. Si la arquitectura del interior del museo es ya impresionante de por si, el exterior no deja indiferente, con su pirámide acristalada y los patios de armas del antiguo palacio.

Tras la visita al museo se pueden recorrer los jardines de las Tullerias hasta la plaza de la concordia y , algo más lejos, hasta el Arco del Triunfo, a través de la avenida de los Campos Elíseos, una de las avenidas dedicadas al comercio de lujo en París. Cabe destacar que para acceder a la plaza del arco es necesario abonar la entrada, en el quiosco situado bajo la plaza (hay una galería subterránea que da acceso a esta zona y permite cruzar la calle). Curiosamente los gendarmes de la zona están más interesados en que la gente no acceda a la plaza sin pagar la entrada que en evitar que los turistas sean atropellados por el tráfico de la rotonda.

Muy cerca del arco se encuentra el puente de Alexandre III, otro lugar que merece la pena visitar. Se trata de una construcción del siglo XIX y une la explanada de los Inválidos (del que hablaremos más adelante) con el complejo monumental formado por el puente, el Grand Palais y el Petit Palais.

Desde esta zona, a unas pocas paradas de metro, puede hacerse una visita al complejo de Des Halles, cerca de donde se encuentra la cámara de comercio de París y el centro Pompidou, edificio curioso. Cerca, se encuentra también la iglesia de St Eustache…. Si bien lo que más me gustó de la zona fue la tienda de LEGO, con sus construcciones a escala del Arco del Triunfo y la catedral de Notre Dame.

Continuando con la visita (en mi caso, el segundo día) están la St. Chapelle y la catedral de Notre-dame de Paris, ambas situadas en la Isla de París, el centro histórico de la capital francesa. Esta zona es accesible a través del metro (inmediaciones del Louvre). Justo al lado de esta parada de metro se encuentra el ayuntamiento de París, que bien merece una breve parada.

Volviendo al tema que nos ocupa, la St. Chapelle o también denominada la capilla real de la isla de la ciudad, es un templo gótico en el centro de la capital francesa. Está considerada una de las obras cumbre del «periodo radiante» de la arquitectura gótica y fue construida para albergar las reliquias adquiridas por el rey San Luis de Francia, como la corona de espinas. En este sentido, se considera más un gran relicario en vez de una capilla. Su construcción empezó en 1241 y terminó en 1248.

Al igual que en la visita al museo del Louvre, procurad coger la primera hora de entrada a la capilla y elegid un día que haya luz para poder apreciar bien las vidrieras policromadas de la capilla, que narran la historias de la biblia (Génesis, Éxodo, así como la historia de las reliquias de la pasión). Para aprovechar bien la visita coged el ticket doble que se ofrece en la web de reservas y visitad también La Concergiere (tribunal de justicia de la revolución francesa y cárcel), que se encuentra justo al lado de la capilla.

Vista del interior y del exterior de la St Chapelle

Tras la visita, visitamos la parte exterior de la catedral de Notre Damme de París. Como bien se sabe, tras el fatídico incendio sucedido el 15 de abril de 2019, la catedral continúa en obras de restauración y no es posible visitar su interior. Los murales de los laterales cuentan los trabajos que se están haciendo en el momento en el monumento. El edificio data del año 1163, si bien su construcción finalizó el 1345 y sufrió varias modificaciones hasta adquirir su estado actual. Quién sabe cual es el futuro de este emblemático templo, corazón de la ciudad, que sigue siendo una parada obligada para cualquier visitante.

Desde la plaza de la catedral, a escasos metros al sur, se encuentra otro lugar interesante de la ciudad, el Panteón. Se trata de un monumento de estilo neoclásico erigido en el corazón del barrio latino de la ciudad. Su uso principal ha variado a lo largo de los siglos, desde lugar de culto a mausoleo, hasta polvorín durante el asedio de París. Actualmente es la tumba y lugar de homenaje de personalidades ilustres como Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Marie Curie, entre otros. Merece la pena darse una vuelta por la zona y visitar el barrio universitario, donde están varias de las facultades más grandes de la universidad de la Sorbona (medicina y derecho).

Desde esta zona es posible bajar a los jardines y el palacio de Luxenburgo, un buen sitio para hacer un alto. Se trata de un palacio que data del siglo XVII, de estilo barroco y es la sede actual del Senado Francés, aunque originalmente fue construido por el arquitecto Salomon de Brosse para María de Médici, entre 1615 y 1627. Las casi 22 hectáreas de jardines que rodean el palacio son un lugar ideal para tomar el sol o dar un paseo.

Muy cerca del palacio se encuentra otro edificio destacado, aunque no tan conocido como los monumentos anteriores, la Iglesia de St. Sulpice. Esta construcción se sitúa en el barrio de Odeón y alberga dos famosas obras del pintor Delacroix: Jacob luchando con el ángel y Heliodoro expulsado del templo. Tuve la suerte de visitar este edificio en semana santa, cuando el coro de la iglesia se reúne para cantar.

De nuevo utilizando el metro, nos bajamos en la parada de Trocadero, donde está uno de los mejores sitios para ver la Torre Eiffel. Si bien, se ve igual de bien desde el parque situado bajo las escaleras del mirador donde puedes sacar las fotos tranquilo sin pegar un codazo a nadie para arrimarte a la barandilla. Recomiendo verla tanto de día como de noche, ya que a las horas en punto, por la noche, la torre se ilumina con un espectáculo de luces.

Sobre el mirador de Trocadero, he de advertir que en el momento de la visita había unas vallas de madera que delimitaban el mirador y dificultaban bastante la vista del monumento, así que da mejor resultado ver la torre desde el parque y las fuentes. Por la zona cercana a la torre se pueden visitar los Champs de Mars (jardines y parques) y, si os apetece un buen lugar para comer, podéis parar en cualquiera de los restaurantes de la Rue Jeanne Nicote, una calle peatonal preciosa.

Para ir terminando con los lugares destacados de la visita a la capital francesa, otros de los museos que os recomiendo visitar es el de Los Inválidos (Les invalides). Es un complejo arquitectónico creado originalmente como residencia real para los soldados franceses retirados en 1670; si bien es especialmente conocido por albergar los restos del emperador Napoleón. Su nombre se debe a que Luis XIV ordenó su construcción con el objetivo de ofrecer cobijo a los veteranos inválidos de guerra que quedaban sin hogar, de ahí su nombre, Los Inválidos.

Pórtico de la cúpula de Los Inválidos

El museo se divide en dos partes principales, la Catedral de San Luis y la cripta de los Inválidos, donde se encuentra la tumba de Napoleón I y el propio museo de la armería y el ejército, que tiene una gran colección de armas, armaduras y antigüedades, así como un monográfico impresionante sobre la historia de la I y II guerra mundial.

Recomiendo la visita de la Catedral y la cripta, reservando con antelación, pues la arquitectura del lugar es impresionante, así como las esculturas que decoran las numerosas tumbas de los personajes ilustres ahí enterrados.

Finalmente, hay un lugar de París que no se puede pasar por alto, y se trata del barrio de Montmartre. Se trata de una colina de unos 130 metros de altura situada a la orilla derecha del río Sena, dicha colina la corona la Basílica del Sacre Coeur, construida en 1873, como homenaje a la memoria de los numerosos ciudadanos franceses que habían perdido la vida durante la guerra franco-prusiana.

En sí el barrio es de los reclamos turísticos más conocidos de París, a juzgar por la cantidad de gente que encontramos en la visita. El barrio está plagado de tiendas de souvenirs, restaurantes, bares y otros comercios. El parque bajo la basílica es lugar de reunión de los locales y, tras la basílica, se encuentra el barrio de los pintores. Esta zona difiere mucho del estilo de la ciudad, con casas bajas y calles adoquinadas, parece que es un pueblo metido a presión en la metrópolis parisina. En la plaza principal se encuentra una gran cantidad de artistas que residen en el barrio, que a cambio de una comisión son capaces de hacer verdaderas obras de arte en forma de retrato único.

Bajando la calle (cuesta abajo) desde este pequeño barrio se vuelve a la ciudad. Muy cerca de aquí se encuentra el Moulin Rouge, otro de los lugares más emblemáticos de la ciudad, junto a la parada de metro de Blanche, desde la que terminamos nuestro recorrido por la ciudad de París.

Si bien existen infinidad de lugares que merece la pena visitar dentro de la ciudad, estos me han parecido los más llamativos para una primera visita. Espero poder visitar de nuevo la capital francesa pronto y explorar algunos detalles algo menos conocidos, si bien la experiencia no me ha dejado indiferente.

Espero tardar algo menos en escribir las siguientes entradas y compartir nuevas experiencias con los lectores de este pequeño espacio.

Hasta el siguiente viaje!

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