Capitales,  Viajes

Tokio, 1ª Parte: Llegada y primeras impresiones en la capital Japonesa

A las buenas tardes!

Como ya venía diciendo en la entrada anterior, comenzamos nuestra andadura por tierras japonesas empezando por la capital, Tokio.

Tokio (literalmente traducido, capital del este) es la capital de Japón, en sus 23 barrios alberga a más de 13 millones de habitantes (36 millones en su área metropolitana). Es una amalgama de tradición y modernidad, con rascacielos hasta donde alcanza la vista y templos y jardines escondidos entre ellos.

  • Cómo llegar:

La mayoría de los vuelos internacionales llegan o bien al aeropuerto de Narita o al de Haneda. En nuestro caso volamos al aeropuerto de Narita desde Amsterdam. Una vez en el aeropuerto de Narita, recoger el equipaje y pasar la aduana (previo papeleo para obtener el visado turístico), llegamos al hall del aeropuerto.

Como comenté en la entrada anterior, lo mejor es cambiar el dinero en Japón y no llevarlo cambiado desde España. Las oficinas de cambios están bien señalizadas en el aeropuerto, en Narita, de hecho, sólo hay una junto a la puerta de salida.

La mejor manera de recorrer la distancia que separa el aeropuerto de la ciudad es mediante el tren Narita Express, que sale con bastante frecuencia desde el andén del aeropuerto. Este tren está incluido en el Japan Rail Pass, por lo que, antes de cogerlo, hay que activar el pase; este trámite se debe hacer en la «Midori no Manoguchi» o «oficina de tickets verde» que hay en el aeropuerto, el personal de la oficina te ayuda a rellenar el formulario y, entregando la orden de intercambio que recibes en casa una vez compras el pase mediante la página web, te entrega el pase (no es necesario, pero si se desea, te pueden reservar un asiento en el Narita Express).

El tren te deja en la estación de Tokio. Una vez ahí cogimos la línea Yamanote hasta Akihabara y, desde ahí, al barrio de Suidobashi, donde estaba nuestro hotel (cerca del estado de Baseball de Tokio, el Tokyo Dome). Lo bueno que tiene Japón son los que yo llamo «carteles salvavidas», se ubican a la salida de las estaciones de tren/metro o en medio de la calle y vienen siendo mapas de la ciudad que te marcan los hoteles, lugares de interés, tiendas, etc. con bastante precisión (y en inglés o Romaji (caracteres latinos)), gracias a estos carteles encontramos el hotel .

Una vez hecha la reorganización y descarga de equipaje en el hotel (todos los hoteles te guardan el equipaje si llegas antes del check-in), empezamos el ligero itinerario del primer día:

  • Asakusa:

El primer lugar a visitar fue el barrio de Asakusa, una de las zonas más turísticas y tradicionales de Tokio y donde se alberga el Senso-ji, el templo más antiguo de la ciudad (reconstruido tras los bombardeos de la segunda guerra mundial).

Para llegar desandamos el camino hasta la estación de Tokio y cogemos la linea Ginza hasta Asakusa. La totalidad de las líneas de Metro en Japón son privadas, por lo que hay que pagarlas a parte del Rail Pass. El precio del billete de metro depende de la distancia a recorrer y el billete sencillo oscila entre 120 y 280 yenes (1 – 2€). Las máquinas para sacar los billetes se pueden poner en inglés y, sino, en la mayoría de estaciones hay personal de la compañía que te ayuda a sacarlos. Se reconocen muy fácilmente ya que van de uniforme y con sombrero.

Una vez en Asakusa recorremos la Nakamise dori, la más concurrida de la zona, donde se puede comprar desde comida hasta varios souvenires, para finalmente llegar a la entrada del Senso-ji.

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El templo Senso-ji (浅草寺) es el templo budista más antiguo de Tokio, dedicado a Kannon, la deidad de la misericordia. Cuenta la leyenda que se construyó aquí cuando en el siglo VII dos hermanos encontraron una estatua de Kannon en el río Sumida y se decidió consagrarla en un pequeño templo para que todos los habitantes pudieran adorarla. A partir de ese pequeño templo (que se encuentra en el exterior del recinto principal), la zona fue creciendo hasta lo que conocemos a día de hoy.

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Dentro del templo encontramos el altar principal, donde los fieles realizan el ritual para pedir buena fortuna. En los laterales podemos encontrar una serie de «cajones» en los que podemos sacar nuestro «Omikuji» o fortuna, previo donativo. Para ello se coge el cilindro metálico situado encima de la mesa y se agita hasta sacar un palito con un número. Se abre el cajón correspondiente al número y se saca la hoja de papel con la fortuna.

Los papeles tienen una parte en inglés, traducción de lo que hay escrito en japonés. Si es buena fortuna te lo tienes que llevar contigo. Si por el contrario es mala fortuna, debes anudarlo en los cordeles que hay dispuestos en el templo (con un montón de hojas de papel) para evitar esa mala fortuna.

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En el templo puedes hacerte también con los famosos amuletos que salen en la mayoría de los animes (un buen recuerdo para llevar a casa). Regalos al margen, damos una vuelta por los espectaculares jardines del templo, con su estanque con carpas de colores y vemos la pagoda del mismo.

Una vez concluida la visita al templo desandamos el camino hasta la estación de metro, lo cogemos para volver a la estación de Tokio, y volvemos a coger la línea Yamanote, esta vez hasta el parque de Ueno.

  •  Parque de Ueno:

El parque de Ueno fue el primer parque de Tokio, en este recinto se encuentran varios museos, entre ellos el Museo Nacional de Tokio, el Oriental, el de Ciencias, y un largo etc. además de varios santuarios.

Antes de entrar en el parque, paseamos por las galerías llenas de tiendas que hay entre la estación y el parque, nos llaman especialmente la atención los restaurantes, que mediante maquetas de la comida, exponen los diferentes platos que ofrecen. Una vez en el parque paseamos entre los árboles y visitamos el templo Hanazono, un pequeño santuario cerca de la entrada del recinto.

Pasando por debajo de su puente, llegamos al Shinobazunoike Betendo, un templo budista situado en una isla rodeada por un mar de juncos verdes, una imagen que sin duda merece la pena experimentar.

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Acabamos la visita recorriendo los caminos alrededor de los diferentes museos del parque, cuya arquitectura exterior merece la pena contemplar. Poco a poco va oscureciendo y la lluvia no deja hacer mucho más (las 30 horas despiertos que llevamos tampoco).

Nos vamos retirando del parque pasando por las pasarelas elevadas que entran y salen del mismo. Volvemos a la estación y cogemos el tren hasta el hotel, donde toca descansar y reponer fuerzas para el día siguiente.

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Y hasta aquí la entrada de hoy! Espero que os haya gustado el itinerario y cualquier duda la podéis dejar en comentarios.

Saludetes y hasta la próxima entrada!.

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