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Gdansk: Apasionante viaje por las costas del mar Báltico.

¡A las buenas tardes!

En el post de hoy hablaré sobre otro de los viajes que hice dentro de Polonia, ésta vez a la costa norte del país, a Gdansk, uno de los puntos turísticos por excelencia del país (o al menos así lo ven los Polacos). Es una escapada que mereció mucho la pena realizar, porque la cercanía de la ciudad principal con otros puntos hace que el viaje sea mucho más ameno. Aprovechamos el puente de Mayo para hacer el viaje, con lo que las temperaturas eran más «amigables» que en otros momentos del año, aunque no os fiéis mucho, el clima de Polonia es todo un misterio, seguid leyendo y averiguareis por qué. ¡Empezamos!

– Un poco de historia:

Gdansk siempre ha sido una ciudad muy codiciada, la historia oficial cuenta que data del año 997, cuando el Ovispo Bohemio Adalbert llegó a la ciudad y bautizó a los habitantes. El asentamiento desarrolló los puertos durante los siguientes siglos, expandiéndose hacia el norte de la costa, lo que hoy se conoce como el casco viejo. La comunidad Germana llegó entonces en el siglo XXIII, dándose la primera sucesión de inmigración que forjó el carácter cosmopolita de la ciudad.

En 1308 la Orden Teutónica conquistó Gdansk y rápidamente la transformó en un gran centro de comercio. Tras ésta etapa, en 1454 los ciudadanos dieron un golpe de estado, arrasando el castillo de los teutones y dándole el gobierno al monarca polaco. A partir de dicho momento la popularidad y la riqueza de la ciudad no hizo más que crecer, hasta convertirse en el mayor punto de comercio en Europa central.

Como dato comentar que la SGM comenzó en ésta ciudad cuando el buque alemán Schleswig-Holstein abrió fuego contra el puesto militar Polaco en Westerplatte. Durante la guerra los astilleros fueron utilizados por los nazis para construir buques de guerra, con mano de obra polaca. Después de la guerra se tardaron más de 20 años en reconstruir la ciudad, que quedó arrasada por las bombas.

– El viaje:

Como de costumbre empezamos el viaje desde la ciudad de Wrocław, aunque ésta vez mis compañeros de viaje y yo hacemos algo diferente. Dado que en autobús tardamos prácticamente 8 horas (y es bastante caro, unos 240zl ida y vuelta) nos decantamos por la opción del tren nocturno, que tarda más o menos lo mismo pero sale más económico (74zl ida y vuelta). Sin embargo hay aeropuerto en Gdansk y se puede llegar en avión haciendo escala en Varsovia, en el momento de hacer el viaje la línea todavía no estaba abierta, pero seguramente ya será más fácil alcanzar la ciudad desde cualquier otra parte de Europa.

Tal que así nos ponemos en marcha y a las 12 de la noche (más o menos) nos plantamos en la magnífica estación de trenes de Wrocław (Wrocław Głowny) que aprovecho para enseñaros:

La estación de trenes de Wrocław, otro punto interesante a visitar.
La estación de trenes de Wrocław, otro punto interesante a visitar.

Con la maleta de mano a cuestas nos metemos en la estación a buscar el andén, tras encontrarlo vemos el enorme tren de pasajeros que acaba de llegar, una máquina con 12 vagones cargada de gente saludando por las ventanas mientras todos esperan a subir. Aquí entra otra de mis observaciones sobre los trenes polacos: ¿Has visto la película de Harry Potter? ¿Cuando van por primera vez a Hogwarts? Pues estos trenes son prácticamente iguales: vas en compartimentos de 8 personas cada uno, y lo mejor de todo es que los trenes van a reventar de gente, con lo que si no has reservado tu billete (comprándolo a última hora) prepárate para hacer de pie el viaje a donde quiera que vayas. Y creedme, 8 horas de pié hasta Gdansk no son sanas, al menos en los trenes viejos como el que nos tocó a la ida.

El modus operandi de subirse a un tren polaco es más bien primitivo, pues tienes que ir sorteando a toda la gente que te encuentres delante para llegar a tu compartimento y echar a quien esté ocupando tu asiento enseñándole el billete. Nosotros estuvimos de pié 15 minutos esperando una cola (que no existía) hasta darnos cuenta de lo que teníamos que hacer, finalmente nos sentamos donde nos correspondía.

Tras el viaje en el que no sé muy bien si conseguí dormirme, llegamos a Gdansk sobre las 8 y media de la mañana. Anduvimos el largo trecho (y digo largo porque nos perdimos un poco por las calles y aprovechamos para desayunar) entre la estación y el hostal… que estaba cerrado hasta las 2 de la tarde. Como estábamos reventados del viaje nos inclinamos por la opción de tumbarnos al sol que hacía aquél día, como para estar en bañador, en las calles del casco viejo.

Tras un descansito y dejar las maletas y todos los trastos en el hotel ya comenzamos la visita propiamente dicha a la ciudad. Lo primero que visitamos fue el casco viejo de la ciudad, cruzado de norte a sur por su calle principal Długi Targ o la vía del mercado.

La vía real
La vía real

En ésta calle y en las adyacentes podemos encontrar los puntos más interesantes para ver en la ciudad, a diferencia de otras ciudades, en Gdansk fue donde encontramos la mayor aglomeración de casas típicas polacas, pues la totalidad del barrio viejo se compone de éstas. Andando por la calle lo primero que nos encontramos a lo lejos es el ayuntamiento, con su torre de 82 metros, restaurado tras la SGM, que ahora alberga el museo de historia de Gdansk. A sus pies se encuentra la fuente de Neptuno, que según cuenta la leyenda local, una vez echó licor en vez de agua, tras una noche de juerga los lugareños le quitaron el tridente a Neptuno, fue por ello que en 1634 la fuente fue vallada. Eche o no licor (cosa que no hace ahora) es una obra de arte digna de ver. Justo a la derecha de la fuente encontramos el palacio de justicia, con su fachada de mármol, otro de los edificios singulares a visitar.

La fuente de Neptuno
La fuente de Neptuno
El ayuntamiento de Gdansk
El ayuntamiento de Gdansk

Si continuamos avanzando por la calle podremos encontrar la oficina de turismo, además de varios puestos de mercaderes que venden objetos hechos con ámbar, la principal atracción de ésta zona de Polonia. Podéis encontrar cosas asombrosas hechas con ésta resina, pero os recomiendo comprarlo (si queréis llevar un bonito recuerdo para casa) en otra calle que veremos más adelante).

Avanzando por la calle del mercado, Długi Targ.
Avanzando por la calle del mercado, Długi Targ.

Por último al fondo vemos la puerta dorada, origen de las procesiones reales a través de ésta calle. Si la atravesamos veremos el museo del ámbar, una gran torre al final de la calle con una exposición de lo que se conoce como el oro del báltico. La torre se utilizó como cárcel hasta mediados del siglo XIX.

Si giramos hacia la derecha podremos adentrarnos en las calles adyacentes a la długi targ, entrando en otro ala del casco viejo. Si lo hacemos por la parte del ayuntamiento, daremos de lleno con la Iglesia de Santa María (Bazylika Mariacka), comunmente conocida como la mayor estructura de ladrillo viejo del mundo por sus 105 metros de largo y 66 de ancho, capaz de dar cobijo a 25.000 personas. Entrar dentro da buena fe de éstas medidas, porque te sientes muy pequeño entre las anchas paredes. Una vez dentro podemos visitar los relojes astronómicos que contiene y subir al campanario (preparaos para una buena subida, pero como siempre, las vistas lo merecen).

Vistas desde la Iglesia
Vistas desde la Iglesia
La iglesia (desde la calle)
La iglesia (desde la calle)

Una vez vista la catedral podemos ir a ver el antiguo puerto de la ciudad, deshaciendo lo andado y cruzando una de las muchas puertas que dan acceso al casco viejo, al atravesarla daremos de lleno con un puente, a su izquierda veremos la magnífica estampa, e imagen principal de la ciudad: Con su grúa (a la derecha), el barco que siempre suele andar por ahí y en el que se puede montar para ir a diferentes sitios de la zona y el museo marítimo que podemos visitar.

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Museo Marítimo
Museo Marítimo

Una vez en ésta calle no perdáis la oportunidad de entrar en la calle Mydlarska, donde se concentran la mayor parte de las tiendas de ambar (certificado) de la ciudad, los comerciantes lo trabajan a mano. Yo les llevé unos pendientes a mis familiares y encantadas están.

Como podéis ver en las fotos el cambio de tiempo que hay en ésta zona de Polonia es brutal, por la mañana hacía un calor de ir en tirantes y por la tarde, cuando se te echa el viento del norte encima, no tienes abrigo suficiente para resguardarte del frío, así que si viajáis a la zona id preparados, el tiempo es traicionero.

Y así acaba el primer día de los 4 que estuvimos en la zona. Al día siguiente cogimos el tren para visitar Sopot y Gdynia, las dos ciudades que conforman el área metropolitana de Gdansk. La primera para fue Sopot, una tranquila zona de día (y zona de marcha de noche) a unos 10 minutos en tren, en la que podemos encontrar grandes zonas verdes con lujosas villas y, lo que es más importante, la playa (que vamos a la costa y todavía no la hemos visto).

Aprovechad para recorrer la calle principal de la localidad antes de llegar al enorme paseo marítimo y sacaros una foto en la casa que se derrite (Krzywy Domek) un experimento post-comunismo cerca del cual podemos encontrar la mayoría de los bares de la ciudad. No dejéis de ver el casino, el edificio justo a la izquierda de la plaza, precedido de una fuente maravillosa.

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Tras el paseo que os enseño en las fotos llegamos al Pier, el paseo marítimo construido en madera más grande de Europa. Pagad la entrada a la derecha de las verjas, porque el paseo sobre el mar merece la pena. Tras sentarte un rato en los bancos del final del paseo y escuchar el romper de las olas dad la vuelta y bajad a la playa, intentad meter los dedos de los pies en el agua sin que os de un chungo de lo fría que está (lo digo por experiencia).

En la mitad derecha de la playa (observando desde el pier) está el «embarcadero» donde me sacó el compañero de viaje la foto que actualmente uso en perfil… Y pensar que hay gente que me dice a ver si he estado en Ondarroa en verano y cosas así… jajajajaja.

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Tras comer en alguno de los bares de la ciudad (no recuerdo cual ahora mismo) volvimos a la estación de tren para coger el tren hasta Gdynia, la tercera ciudad de la que os hablaba. Tengo que decir que no es un punto muy interesante para visitar ya que se trata de la ciudad dormitorio de Gdansk, lo más destacado que se puede visitar es el puerto (enorme) y su famoso acuario.

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Y aquí concluyo la visita de hoy, espero que os haya gustado. Mañana o pasado mañana intentaré escribir el resto de la experiencia, así que seguid al tanto!.

Saludetes y hasta el próximo post.

2 Comentarios

  • Roberto Rodriguez

    Se nota que Gdansk es una ciudad fabulosa, llena de historia en sus calles. Siempre he querido visitarla, pero me ha costado encontrar una manera cómoda de llegar cuando estoy en España, y combinar con otro lugar. El viaje en tren es largo desde cualquier sitio.

    • Dani

      Es complicado llegar desde España, hay que hacer escalas por obligación, pero merece la pena, además tanto si quieres hacer el viaje por Polonia o pasarte a Lituania (la frontera está muy cerca). Incluso puedes irte en barco a Estocolmo desde Gdansk, opciones hay para rato jeje.

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