Ciudades con encanto

Noruega: fiordos de luz y niebla – Parte 3 – Bergen y Bremerhaven

A las buenas tardes!

Con esta entrada ponemos punto y final al viaje por Noruega con la última etapa del crucero. Concretamente visitamos la ciudad de Bergen (Byggen) tras dejar atrás el puerto de Olden.

  • Bergen:

Rodeada por siete colinas y siete fiordos Bergen forma parte del Patrimonio mundial, siendo pieza central de una amalgama de cultura, ocio y naturaleza. Esta ciudad es la puerta de entrada a los principales fiordos noruegos, además de otros puntos de interés que merecen mucho la pena, como el Hardangerfjord o la ciudad de Voss.

Empezamos nuestro recorrido por la ciudad tras desembarcar en el puerto de Vagen, desde ahí se puede llegar fácilmente al distrito de Bryggen, que es el barrio más antiguo de la ciudad, compuesto por hileras de casas de colores hechas de madera, muchas de ellas inclinadas. Recomiendo pasear por las pasarelas entre casa y casa, siempre que no haya mucha gente (ahorra agobios y atascos).

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Desde ahí, siguiendo recto por la calle encontramos el distrito central de Bergen, callejeando un poco llegamos al Lille Lungegardsvann (pequeño lago), donde se ubican, entre otras cosas, el Ayuntamiento de Bergen y los museos de arte KODE 1, 2, 3 y 4 (cada uno con diferentes exposiciones desde piezas de diseño, decoración, hasta galerías de arte de diferentes autores).

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Dejando atrás el lago nos dirigimos a la calle principal de la ciudad (Hakonsgaten), donde están el teatro principal y la iglesia de Johanneskirken. En vez de seguir la calle principal hasta la iglesia, recomiendo tomar la siguiente calle y callejear por los barrios típicos, la arquitectura de la zona merece la pena. Finalmente llegamos a la iglesia, que se puede visitar gratis.

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Tras visitar la iglesia bajamos por la calle principal hasta recorrer la avenida (foto de la cabecera de la entrada) que acaba en el mercado del pescado de Bergen. Un lugar donde hacer una pausa para el aperitivo es casi obligado. Aquí encontramos multitud de comida, desde salmón recién pescado hasta carne de ballena.

Desde aquí, si evitamos las aglomeraciones y vamos a buena hora, es posible coger la entrada del funicular de Floibanen, desde el que se llega a la cima del monte Flonen donde se puede disfrutar de las mejores vistas de la ciudad. Si por casualidad (casi asegurada) hay mucha gente, existe la posibilidad de hacer la ruta a pie, sólo hay que subir, no tiene pérdida, pero prepárate para la caminata.

Por mi parte hice la mitad de la subida, desde donde las vistas no son una maravilla, pero tampoco están mal (no había mucho tiempo para hacer la subida completa). A medio camino entre la entrada al funicular y la taquilla, está la calle de Ovre Blekeveien con un pequeño lago artificial desde donde se pueden disfrutar de las vistas de la segunda fotografía. También brinda la oportunidad de ver los barrios típicos de la ciudad si se tienen las ganas de aguantar todas las cuestas que hay.

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Tras bajar de la zona anterior, se puede visitar la iglesia de Santa María, el museo a su lado y el fuerte de Bergen, yo me decanté por este último. El recinto es bastante grande y tranquilo, no me encontré mucha gente por aquí ya que los turistas se decantan más por el funicular. Sin embargo creo que es un punto de la ciudad que merece una visita. El comedor del recinto principal y el hall de la recepción no tienen desperdicio.

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Y desde aquí sales directamente al puerto donde amarran los cruceros, así que aprovechamos para comer, después no había mucho tiempo más para visitar cosas muy alejadas de los muelles, así que una vez tocó el embarque disfrutamos de la salida del puerto del crucero y de los pueblos costeros.

  • Bremerhaven: El puerto de Bremen.

Tras un día completo de navegación llegamos a Bremerhaven, uno de los puertos en el que la gente comienza el final de su viaje. Lo realmente interesante de esta zona es la ciudad de Bremen, situada a una hora y media de la zona de desembarque. Dado que el viaje por nuestra cuenta ponía en bastante peligro el regreso al barco y pasabamos de ver corriendo la ciudad, optamos por visitar Bremerhaven.

Esta ciudad alemana, ubicada en el borde del río Weser, se pensó como puerto de entrada de grandes barcos. Para muchos habitantes se convirtió en el ultimo puerto antes de embarcar hacia Estados Unidos.

Reflejo de esto es uno de los museos más interactivos de la ciudad, el «Deutsches Auswanderer Haus» (Museo de la emigración Alemana). En él se nos entrega una identidad de uno de los emigrantes alemanes y se nos invita a conocer su historia a lo largo del tiempo, tras su salida desde Alemania a otras tierras.

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Tras la visita se puede visitar el resto de la ciudad, la avenida principal es un buen sitio para irse de compras, siguiendo un poco más hacia delante hay varios monumentos y la iglesia de la ciudad.

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Girando hacia la izquierda al final de la calle están los canales y esclusas por las que circulan los barcos por el interior de la ciudad, no son los de Amsterdam, pero son un lugar entretenido para pasear.

Tal vez lo más interesante de la ciudad sea el distrito de Alter Hafen, donde hay varios edificios de estilo moderno, el Klimhouse (museo del cambio climático) y el faro del puerto, hecho con ladrillo rojo. Con suerte se podrá contemplar como funcionan las esclusas del puerto que dejan pasar a los barcos desde los canales hacia el mar.

El paseo por este canal es un buen pasatiempo para esta parada en el itinerario, sobre todo si te gusta este tipo de arquitectura (como es mi caso).

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Y tras esto volvimos al barco y seguido del desembarque acabó nuestro periplo por tierras noruegas y alemanas.

Espero que os haya gustado y que os anime a visitar esta zona de Europa, que sin duda merece mucho la pena.

Saludetes y hasta la próxima!

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