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Miyajima: Visita al templo de Itsukushima-Jinja y los alrededores de la isla

A las buenas tardes!

En la entrada de hoy comenzamos la recta final de nuestro viaje por tierras japonesas. En esta ocasión visitamos la isla de Miyajima, que se encuentra al sur de Hiroshima, destino que visitamos en la entrada anterior (brevemente, pues no había tiempo para mucho más).

  • Cómo llegar:

La isla de Miyajima es únicamente accesible vía ferry. Para llegar, cogemos el tren local (Línea Sanyo) desde la estación de Hiroshima hasta Miyajima-guchi y, una vez ahí, salimos de la estación. Una vez fuera seguimos las indicaciones hasta llegar al embarcadero del ferry. Ambos medios de transporte (tren y ferry) los cubre el JR-pass.

Esta isla es un destino turístico tanto para extranjeros como para japoneses, especialmente visitas escolares y de instituto, por lo que recomiendo ir pronto por la mañana para evitar las aglomeraciones.

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  • Nuestro itinerario:

Desde el ferry, lo primero que se ve al llegar a la isla es la famosa puerta Torii del Itsukushima-jinja (templo que visitaremos más adelante). Tenemos dos maneras de ver esta curiosa edificación: La primera es como la veis en la fotografía, que se corresponde con la marea alta, y la segunda sería con marea baja. En este estado, se puede acceder a su base caminando desde la playa.

Depende de cómo la queráis ver, debéis comprobar el estado de la marea y planificar la visita de antemano. En nuestro hotel el personal informaba de los horarios de pleamar y bajamar para poder hacerlo, imagino que en el resto de hoteles ofrecerán información similar.

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En cualquier caso, una vez en el embarcadero en el que te deja el ferry, nos adentramos de lleno en la aldea de Miyajima. Esta aldea tiene unos peculiares vecinos, que son los ciervos salvajes que corretean por sus calles. Estos ciervos, antiguamente considerados sagrados por su relación con los dioses, están actualmente conservados como patrimonio natural.

Hay tropecientasmil señales aclarando cómo tratar a estos animales, pero lo más importante que hay que recordar es: no darles de comer ni acercarse con objetos en la mano (especialmente vuestro JR-pass, que puede acabar fácilmente en su estómago).

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Siguiendo con la travesía, recorremos el camino que bordea la costa. A estas alturas del viaje, teníamos los pies molidos, así que en vez de ir por la calzada dimos un paseo con los pies metidos en el agua. Tras el paseo, acercándonos al final del sendero, encontramos uno de los mejores sitios donde sacarle la típica foto a la puerta Torii en el agua.

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Posteriormente nos adentramos en el santuario de Itsukushima-jinja. Este templo sintoista está construido sobre la costa y es una visita obligada si visitáis la isla. Se puede adquirir una entrada sencilla para cruzar el templo o una entrada combinada para visitar el «Treasure room», salón del tesoro, situado en la otra orilla y el templo.

  • Itsukushima-jinja: Un poquito de historia y visita al templo:

Las tres deidades del templo de Itsukushima-jinja nacieron cuando Amaterasu Omikami (diosa del sol) y su hermano Susanoo-nomikoto realizaron una plegaria en las Planicies Celestiales, utilizando una joya y una espada. Desde tiempos antiguos han sido adorados como deidades que aseguraban el bienestar de la familia imperial, protegiendo su nación. Cuando estas tres deidades estaban buscando un lugar donde asentarse, Saeki no Kuramoto, quien gobernaba la isla, recibió un oráculo. Guiado por un cuervo de las Planicies Celestiales navegó por las costas de la isla con las deidades, hasta encontrar el lugar donde la marea subía y bajaba, y ahí construyó el templo. En 1966, el templo fue declarado patrimonio cultural de la UNESCO.

El recinto principal del templo lo componen la larga pasarela de madera azabache, en cuyo centro está el honden, y la pasarela central del templo, que está alineada con la puerta Torii en el agua. En mi opinión, es más espectacular realizar la visita con la marea alta, puesto que da la sensación que el templo está flotando en el agua.

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Tras realizar la visita al templo, nos adentramos en la sala del tesoro, que está a pocos pasos de la salida del recinto. Dentro se exponen pergaminos y ropa perteneciente a los habitantes de la isla, además de varias reliquias de la fe sintoista y budista.

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Una vez acabada la visita a este salón, recorremos la zona cercana al templo, la playa cercana y aprovechamos para hacer unas compras rápidas. Una vez hecho esto, nos damos una vuelta por la aldea, hasta llegar a este templo budista, que visitamos por fuera. Muy cerca del templo hay un restaurante donde se puede comer a buen precio.

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Tras comer, nos ponemos en marcha hasta el templo de Daisho-in. Este templo budista es otro de los lugares que hay que visitar sí o sí si decidís visitar Miyajima.

  • Daisho-in: Templo budista:

Durante muchos siglos este templo ha sido el centro del budismo en la isla de Miyajima. Fue fundado en el año 806 por el fundador de la secta budista del Kukai que visitó la isla y propuso la creación de un lugar de culto dedicado al bodhisattva Kannon (la misericordia).

Este importante centro del budismo fue por varios años hogar de unos monjes tibetanos que dejaron aquí un mandalas de arena que se puede ver en uno de los pabellones. Dos veces al año se celebra el festival del cruce del fuego, donde los monjes y voluntarios imprudentes caminan sobre las brasas demostrando su fe en los dioses.

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Además, el Daisho-in es parte de la peregrinación de los treinta y tres lugares de culto dedicados a la deidad Kannon en la región de Chugoku. Es así que una de sus salas más importantes tiene representados los 33 templos con diferentes efigies; esta sala es un destacado centro espiritual y mucha gente viene aquí a rezar en todos y cada uno de los altares.

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Otro de los lugares curiosos del templo es la larga pasarela con las estatuas representando a Buda. Los visitantes al templo tejen gorritos de ganchillo que colocan a las diferentes estatuas en la cabeza.

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Una vez visitado el templo, decidimos si subir al monte Misen o no. Para realizar la subida se puede hacer a pie (2 horas y media de camino por el monte) o mediante el teleférico situado cerca del recinto del Daisho-in. Decidimos no subir, pues aparte de que no quedaban horas de luz para realizar la subida a pie, el teleférico era bastante caro. He de decir también, que la señalización advirtiendo de animales salvajes y serpientes venenosas no motivó mucho la subida a pie por el monte.

Aprovechamos el resto de la visita para sacar un par de fotos más a la famosa puerta del templo y comprar algunos recuerdos y comida. Una vez acabamos, volvemos al ferry y a Hiroshima, poniendo fin a la jornada de visitas.

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Y hasta aquí la entrada de hoy, espero que os haya gustado y que os anime a visitar este rincón de Japón.

Saludetes y hasta la siguiente entrada!

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