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Kioto, 3ª Parte: Última vuelta por la ciudad, Norte de Higashiyama, Pabellón Dorado y Parque imperial

A las buenas tardes!

Hoy ponemos punto final a nuestro itinerario por la ciudad japonesa de Kioto recorriendo la zona norte de Higashiyama. Tras el mal tiempo de los últimos días, tenemos la suerte de que la mayor parte de las nubes se van con el tifón, con lo que podemos disfrutar de la visita a los diferentes puntos de interés sin tener (casi) que cargar con el paraguas.

Como hace dos entradas, volvemos a coger uno de los autobuses de la red de transporte de Kioto para llegar a la zona cercana al templo Nanzen-ji. Desde ahí subimos la enorme escalera de piedra y atravesamos la puerta principal del templo (Sanmon), que fue construida en 1628 por el clan Tokugawa en conmemoración a los soldados que murieron en el asedio del castillo de Osaka. Se puede subir al balcón de la puerta pagando la entrada.

Antes de entrar al templo, nos desviamos al oeste brevemente para observar el Suiro kaku, un acueducto que rodea la periferia del templo. Esta construcción en ladrillo se construyó en la era Meiji y era parte de un canal que llevaba agua y suministros entre Kioto y el lago Biwa (en la prefectura de Shiga). El camino alrededor del mismo lleva hasta el bosque que lo rodea. En nuestra visita, debido al paso del tifón, el camino al bosque estaba cerrado, así como el sendero que lleva a una de las cascadas donde meditan los monjes del templo.

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Tras visitar el acueducto, entramos en el templo de Shoinan, muy cerca de la estructura, subiendo unas escaleras, donde visitamos sus jardines.

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Tras la visita, retrocedemos hasta encontrar la entrada del recinto principal del Nanzen-ji. Tras pagar la entrada y descalzarnos andamos por sus largos pasillos hasta dar con el Hojo, famoso por su jardín de arena y sus puertas pintadas, tesoro nacional. Los jardines del templo son dignos de visitar, así que si tenéis la oportunidad, este es un templo que merece la pena.

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Tras terminar de ver los jardines nos ponemos en marcha hacia el sendero de la filosofía, no sin antes visitar el resto del recinto, con sus parques y sus construcciones.

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Para llegar al sendero de la filosofía (Tetsugaku no michi) debemos ir hacia el norte y posteriormente girar a la derecha en la primera calle principal. La ruta hasta este peculiar lugar está bien marcado mediante la señalización marrón.

Este camino discurre entre el Ginkaku-ji (pabellón de plata) y el templo de Eikan-do, y fue construido para alimentar la primera planta hidroeléctrica de Japón. Es un paseo de 2 kilometros rodeado de cerezos que adquieren la característica tonalidad rosácea y florida en primavera (en otoño no apreciamos los colores, sin embargo merece la pena recorrerlo igualmente).

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Cerca del final del sendero, en un cruce a la derecha, encontramos la entrada al templo de Honen-in (Zenkishan Honen-in Bunka). Se trata de un templo budista rodeado de naturaleza, nos pareció curioso con lo que decidimos entrar (además la entrada es gratuita, así que por qué no). Recorremos sus jardines, parcialmente afectados por el tifón, ya que había bastantes ramas y algún árbol caído.

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Tras acabar la visita nos ponemos en marcha al pabellón de plata (Ginkaku-ji). Antes de empezar la visita observamos que hay un letrero que pone que, debido al tifón, prácticamente la mitad del recorrido está cerrado (jardines periféricos y la subida a la montaña junto al templo) sin embargo decidimos entrar.

El Ginkaku-ji es un templo budista zen construido en 1474 como retiro de uno de los Shogunes, Ashikaga Yoshimasa, quien quiso imitar la belleza del pabellón dorado (Kinkaku-ji, que luego visitaremos) que había construido su abuelo. Sin embargo este gobernante no pudo cumplir su objetivo de recubrir el pabellón de láminas de plata, así que de pabellón de plata poco tiene salvo el nombre (jejeje). Aún así el recinto y el pabellón son dignos de visitar.

Se organizan visitas guiadas a la «sala del tesoro» del templo, con un aforo bastante limitado. Por motivos de tiempo no pudimos hacer la visita, sin embargo tenía buena pinta y seguramente la hagamos en el próximo viaje.

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Tal vez la escena más buscada del templo es su jardín de arena, que se sitúa entre el edificio principal y el pabellón. Los jardines de alrededor, el lago y el resto del recinto son espectaculares.

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Tras ver el pabellón y hacer una breve visita a la tienda de recuerdos del templo, nos ponemos en marcha al pabellón dorado, con la suerte de contar con el sol el resto del día y disfrutar de los brillos del pabellón dorado como realmente hay que verlos.

Para llegar al Kinkaku-ji cogemos el autobús a escasos 300 metros de la salida del pabellón de plata y nos bajamos en la parada con el mismo nombre que el pabellón que queremos visitar. Tras pagar la entrada nos metemos en el recinto y observamos, maravillados, las espectaculares vistas del lago con el edificio dorado.

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El Kinkaku-ji es un templo zen situado al norte de Kioto cuya particular es su recubrimiento de pan de oro en los dos pisos superiores. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Después de la muerte del shogun Ashikaga Yoshimitsu, que lo utilizaba como villa de descanso, se convirtió en un templo zen de la secta Rinzai y, desde entonces, funciona como Shariden (almacén donde se guardan las reliquias de buda).

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Tras visitar el resto de jardines y maravillarnos de nuevo con las vistas, nos ponemos en marcha hacia el castillo de Nijo utilizando de nuevo el autobús. Por desgracia, no llegamos a tiempo para el último pase, así que nos conformamos con verlo desde fuera (otra cosa pendiente para la siguiente visita a Kioto).

Como todavía quedaba tiempo antes del anochecer, decidimos dar una vuela por el recinto del palacio imperial de Kioto (parque imperial). Esta zona está llena de jardines y pequeños estanques, además del enorme recinto del palacio, al que se puede acceder tras solicitar un permiso especial en la oficina. Nosotros nos conformamos con dar un paseo por fuera, tampoco teníamos ganas de liarnos con la burocracia japonesa.

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Finalmente, para acabar la visita, cogemos el autobús a la estación principal de Kioto, donde disfrutamos de algo de arquitectura moderna después de las vistas tan tradicionales de los últimos dos días.

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Tras esto volvemos al hotel y preparamos las maletas para ir a nuestro siguiente destino, Hiroshima, previo paso por el castillo de Himeji.

Espero que os haya gustado la visita por Kioto, saludetes y hasta el próximo post!

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